Bienvenidos
a nuestro taller de Huerto Escolar!!!!
Al inicio de
curso, Andrea Gómez, profesora de Pedagogía Terapéutica, nos
propuso hacer este taller y a todos nos pareció una buena idea.
Antes de empezar a contaros de manera general en qué ha consistido
nuestra práctica, queremos agradecer a Águeda Nebot, profesora
responsable del PQPI de Jardinería de nuestro centro, la cesión de
las parcelas y el hecho de procurarnos las herramientas necesarias
para trabajar la tierra. Sin su colaboración, hubiese sido misión
imposible. Gracias, Águeda!!!!! De igual modo, queremos dar las
gracias a sus alumnos, su colaboración puntual en tareas que por
cuestión de tiempo (nuestro taller tenía una duración de una hora
semanal) hubiese prolongado de manera desmesurada la realización de
determinadas actividades. Muchas gracias, chic@s!!!!
Empezamos
nuestra narración.
La primera
tarea consistió en desbrozar la parcela adjudicada. Esta actividad
nos llevó bastante tiempo puesto que la tierra no había sido
trabajada nunca: malas hierbas de tamaño considerable y tierra muy
compacta que no dejaban realizar trabajo alguno. Las azadas junto con
nuestra fuerza tanto física, como de voluntad fueron los pilares
fundamentales para empezar el Taller.
Una vez,
arrancadas las malas hierbas, las recogíamos con el rastrillo y las
depositábamos en la carretilla para llevarlas a su lugar de compostaje.
Como
horticultores novatos, el uso y manejo de las herramientas, nos llevó
su tiempo. La colaboración e indicaciones oportunas han hecho
posible que estemos completamente familiarizados con el manejo de
azada, rastrillo, palas,... Como dice el refranero español: “la
práctica hace al maestro”.
Han sido
varios los “habitantes” que hemos ido descubriendo a medida que
limpiábamos la parcela. Os mostramos foto del primero que
encontramos y que tanto nos llamó la atención.
¿Sabríais
decirnos qué es? y ¿cuál es su función?.
La profesora
de Pedagogía Terapéutica, nos fue dando las indicaciones necesarias
para que pudiésemos deducir por nosotros mismos por qué son tan
beneficiosas para la tierra la existencia de las lombrices. Es un
animal que se alimenta de basura
y desechos que provienen de otros seres vivos presente en los suelos.
Es muy voraz, llegando a comer hasta el 90 % de su propio peso por
día. De esta ingesta, excreta entre el 50 y 60 % convertido en un
nutriente natural de altísima calidad, conocido como humus de
lombriz y que tanto favorece el crecimiento de las plantas. Además,
durante el día permanecen bajo tierra, manteniéndose por lo general
próximas a las superficies y son capaces de cavar hasta una
profundidad de 2 metros. Para ser un animal tan pequeño, por sus
características, se convierte en un ser vital para la salud del
suelo ya que transporta nutrientes y minerales hasta la superficie
mediante sus deshechos y los túneles que excava oxigenan la tierra.
Como os podréis imaginar, después de saber todo lo que hace y
aporta, la dejamos tranquila para que pudiese seguir con sus labores
y nosotros con las nuestras.
Una
vez la parcela quedó limpia, acotamos un espacio mediante piedras
que habíamos encontrado al desbrozar y mover la tierra con las
azadas. Se acercaba el mes de diciembre y había que plantar bulbos
de diferentes flores. Para ello, hicimos una guía atando un hilo a
dos palos que marcaban la línea a seguir en la plantación de
bulbos. Hacíamos un agujero con la azada cada dos palmos y echábamos
un poco de sustrato donde colocábamos el bulbo, antes de cubrirlo
con la tierra. Después sólo nos faltó regarlos y esperar a la
primavera. Os lo mostramos mediante imágenes.
Otra
de nuestras actividades consistió en plantar ajos. Nunca nos
habíamos imaginado que de un diente de ajo se pudiese formar una
cabeza. Para ello, pusimos de nuevo una guía (dos palos con hilo)
para saber que esa era la línea que marcaba por donde echar el
sustrato. En esta práctica, la técnica fue diferente, no se trató
de hacer un hoyo en el suelo con la azada sino que cogimos las palas
para empezar a hacer una montaña que serviría para introducir los
dientes de ajos en su interior. Hicimos surcos en ambos lados de cada
montaña. Ello nos indicó el lugar de riego ya que los ajos no
pueden regarse directamente. Aquí nos tenéis en plena faena. Si os
fijáis, veréis que ya habían empezado a brotar los ajos. Todavía
seguimos cuidándolos, hace mucho calor y hay que seguir regándolos.
Además de
dedicarnos al cultivo, también hicimos de jardineros. Nuestra
parcela está delimitada por dos cipreses. Nos dimos cuenta que en la
base del tronco del árbol, habían muchas hierbas que dificultaban
que las raíces del árbol, se beneficiaran por completo de las pocas
lluvias que nos han acompañado este año. Así que las arrancamos,
con la azada hicimos un surco rodeando el ciprés y lo delimitamos
con piedras. El árbol quedó adecentado y la parcela arreglada. Aquí
tenéis un compañero haciendo la faena.
Cuando
finalizamos el trabajo en esta parcela, solicitamos otra. Como no
estaba trabajada, volvimos a pasar sesiones desbrozando y moviendo la
tierra. A la par, los bulbos que habíamos plantado en invierno,
empezaban a florecer y seguíamos manteniendo la “cosecha” de
ajos. ¿A qué está bonito?
Bulbos en crecimiento. |
Cuidado plantación ajos. |
La nueva
parcela requería los mismos cuidados iniciales que nuestra primera
parcela: desbrozar, mover la tierra y retirar todas aquellas piedras
que después dificulten el cultivo. A continuación, os lo mostramos
mediante imágenes.
Una vez
estuvo trabajada la parcela, decidimos dividirla en cuatro zonas,
delimitadas por piedras y destinar cada una de ellas para un tipo de
cultivo pero eso será faena para el próximo año.
¿Queréis
saber como continuará nuestro trabajo? Si es así, os esperamos!!!!!
Noèlia,
Víctor, Aleix, Saray, Éric, Laura y Yeray.
Taller de
Ecología.
Aula de
Pedagogía Terapéutica.
IES Bovalar.